No País dos Arquitectos es un podcast creado por Sara Nunes, responsable también de la productora de películas de arquitectura Building Pictures, cuyo objetivo es conocer a los profesionales, proyectos e historias detrás de la arquitectura portuguesa contemporánea. Con un poco más de 10 millones de habitantes, Portugal es un país muy interesante en relación a este campo profesional, y su producción arquitectónica no hace justicia a la escala poblacional o territorial.
En este episodio de la quinta temporada, Sara conversa con el arquitecto Paulo Moreira sobre la Escola de Kapalanga en Luanda, Angola. Puedes escuchar la conversación y leer parte de la entrevista a continuación.
Sara Nunes: Antes de contarnos acerca de la obra que hoy nos lleva a esta conversación y que se encuentra en Luanda, Angola, me gustaría entender de dónde viene tu pasión por África porque sé que ya has desarrollado varios proyectos, incluso de investigación, pero me gustaría conocer de dónde es que surge esta pasión o interés.
Paulo Moreira: Mire, personalmente no tengo raíces en África, pero si mi familia. Mi padre nació en Mozambique y mis abuelos vivieron también en Mozambique, y Santo Tomé y Príncipe durante muchos años. Luego, tuve un tío que también estuvo varios años en Angola y creo que crecí escuchando historias sobre África. Tenía objetos (fotografías y álbumes) en casa y eso fue formando parte de mi...
SN: ¿De tu imaginario?
PM: Si, de mi imaginación, pero más tarde, como arquitecto, mi fascinación tenía que ver con las ciudades. Creo que las ciudades poscoloniales siempre me han atraído. [Quería] entender lo que había sucedido en estos lugares donde...
SN: Habíamos dejado nuestras huellas...
PM: Si. Y [quería entender] sobre todo qué había a la sombra de ese legado que dejaron los portugueses y del que no siempre se hablaba. Se conversó mucho, por ejemplo, en aquellos años en que Luanda estaba pasando por una gran transformación urbana con una serie de megaproyectos en marcha. Sin embargo, poco se decía o se oía acerca de lo que se encontraba a la sombra de estos megaproyectos y que eran espacios construidos o autoconstruidos por las personas. [Estos espacios], básicamente, representan las tres cuartas partes del territorio urbano de Luanda, y todavía sentía una cierta atracción por lo desconocido. Tenía interés por tratar de aprender más sobre estos lugares, estos espacios. Antes de eso, también había estado en Mozambique. En realidad, fue una historia interesante. Comprendió un viaje para visitar una escuela que mi abuela había ayudado pero no a construir, sino más bien a recaudar dinero para construirla.
SN: ¡Qué bonito! ¿Pero mientras ella vivía allí o más tarde?
PM: Mientras vivía en los años 50 se juntó con un grupo de personas. Era consciente de la falta de escuelas que había, en ese momento, en Xai-Xai (que se llamaba Vila de João Belo) y lograron organizar varias actividades y eventos para recaudar fondos y construir una escuela. De hecho, conocí esta escuela por las fotografías en blanco y negro del día de su inauguración.
SN: ¡Qué increíble!
PM: Ya construido, pero...
SN: ¡Ya estaba en tu sangre hacer este tipo de proyectos! (risas)
PM: Sí, ese viaje surgió debido a esa fascinación por las ciudades poscoloniales. Me fui a Londres después de graduarme de arquitecto y haber estado trabajando en Barcelona durante dos años. Hice una pasantía en la Orden de Arquitectos (OA), y estuve un tiempo en ese estudio pero decidí volver a estudiar. Acto seguido, volví a Londres para hacer una maestría en “Ciudades y Cultura Urbana” con la intención de trabajar en [África]. En ese momento, podría haber sido Maputo o Luanda. Lo cierto es que estaba investigando y viendo lo que iba a hacer, hasta que acabé consiguiendo una beca para ir a Maputo. Creo que había aplicado al Premio Távora, pero no lo conseguí y luego, obtuve otra beca por un monto menor que ya no me permitía ir a los dos lugares por lo que solo fui a Maputo. Fue una subvención del Instituto Americano de Arquitectos (AIA).
Fui a Maputo a visitar la escuela de Xai-Xai y tomé las fotografías de esa escuela desde la misma perspectiva. 50 años después se puede ver, por ejemplo, una melambeira, que en ese momento era solo un arbusto muy pequeño y ahora es un árbol increíble con 50 años. Es la única diferencia que se nota casi con relación a la escuela y al edificio, que estaba en muy buenas condiciones. Se trató de un edificio que luego funcionó como hospital durante un tiempo porque allí hubo unas inundaciones y hubo que hacer ese espacio hospitalario, pero es un edificio que siempre ha sobrevivido. A pesar de todos los conflictos que sucedieron en esos 50 años, [el edificio] se mantuvo en funcionamiento. Escribí la historia de ese viaje en un librito de Dafne Editora, que era una colección de Opúsculos. [El informe se llama] “Regreso al pasado”. Fue el primer paso hacia mi fascinación por las ciudades africanas y ya estaba mirando las escuelas en particular. Creo que esta escuela también me inspiró un poco en mi maestría. En la parte práctica, desarrollé un proyecto para una escuela que, idealmente, estaría en Kapalanga. Era un proyecto que todavía era un poco abstracto, pero ya había tenido conversaciones con la ONG, que posteriormente vino a encargarlo.
SN: La APDES, ¿verdad?
PM: La APDES, sí: la Agencia Piaget para el Desarrollo que, curiosamente, en 2008 – el mismo año en que fui a Londres a hacer mi maestría –, tuvo esta iniciativa de iniciar un proyecto comunitario en Luanda. En aquel entonces, estábamos hablando de hacer algo que podría ser una escuela u otro proyecto. Realmente, no se sabía lo que era. Entonces, como parte de mi maestría, hice un proyecto en Kapalanga, pero todavía sin terreno y sin haber ido hasta allí. Algo un poco abstracto, pero que me ayudó a entender la tipología de la escuela, la historia de Angola...
SN: Para entender mejor el contexto y las necesidades eventualmente, ¿no?
PM: Sí. Esa fue una maestría de un año que luego continuó con un doctorado y creó que este proyecto de la Escola de Kapalanga fuera realmente un caso en el que un proyecto académico se extiende de la mano con la práctica profesional e incluso con la ciudadanía en general por la intersección de ambos. Surgió este deseo mío de investigar e indagar académicamente sobre estos lugares, desarrollando un proyecto práctico para una escuela, que luego se construyó con un terreno concreto con una ONG, pudiendo apoyar toda la parte logística y burocrática, y el proyecto pedagógico también. El proyecto que imaginábamos aquí tardó unos años en llegar...
SN: ¿Cuántos años transcurrieron entre este proceso de iniciar tu investigación y la participación de la ONG hasta el comienzo del proyecto? ¿Cuánto tiempo hubo, como para tener una idea?
PM: Más o menos unos cuatro años. En 2008 y 2009, hice esta maestría; en 2010, comencé mi doctorado, pero aún sin tener un lugar concreto para hacer la escuela, la dejé en espera por un tiempo e investigué un poco sobre el Bairro da Chicala, un barrio que también me atraía y pensé que podría ser un caso importante para hacer mi trabajo. En 2012, como parte de ese proyecto de investigación, gané el Premio Távora y me fui a Angola. Creo que ese viaje reinició el proyecto en Kapalanga porque, mientras tanto, en los cuatro años que habían pasado, la APDES logró una especie de Memorándum de Entendimiento con el Ministerio de Educación. Aquí hubo todo un proceso...
SN: De negociación...
PM: De negociación, de saber si se podía o no intervenir en un espacio de la escuela y luego involucrar también a la comunidad en la elección del sitio. En 2012, se celebró una reunión de vecinos en el Bairro de Kapalanga para decidir qué se podía hacer. Había una gran voluntad de hacer algo, de hecho fueron los propios residentes quienes decidieron construir una escuela, que luego fue votada. En concreto, era la escuela 50/52 del Bairro de Kapalanga. Era la que estaba en peor estado y contaba con una gran concurrencia, solo tenía tres salas y había unos 300 niños.
Es una escuela primaria. Todo eso en el modelo FAS, un programa de los años 2000 que se ha replicado en varias zonas del país. Es una especie de bloque largo con un porche al frente y luego, tres salas y dos pequeñas oficinas en la parte superior de ese porche. Además del pésimo estado en que se encontraba, esa escuela también estaba superpoblada. La APDES rápidamente se dio cuenta de que para implementar un proyecto de formación docente y un proyecto pedagógico...
SN: Necesitaban cambiar la arquitectura.
PM: Exactamente.
Escucha la entrevista completa aquí y revisa también la cuarta temporada del podcast No País dos Arquitectos:
- Tomás Salgado de ateliê Risco
- Filipa Guerreiro y Tiago Correia
- Teresa Nunes da Ponte
- Pedro Campos Costa
- José Carlos Nunes de Oliveira
- Pedro Bandeira
- Correia/Ragazzi Arquitectos
- Samuel Gonçalves, de atelier SUMMARY
- Diogo Brito de OODA
Nota del editor: La transcripción de la entrevista fue proporcionada por Sara Nunes y Melanie Alves, y continúa el antiguo acuerdo ortográfico de Portugal.